Maritxu está inmersa en todo este trasiego y, de repente, suena el teléfono. La que llama es Bego, hermana de Maritxu y tía de Iñaki y les da una mala noticia: su casa se ha inundado y no va a poder acompañar a Maritxu en su viaje. Maritxu se encuentra en una disyuntiva: se verá obligada a no ir a Sevilla o tendrá que convencer a Iñaki para que la acompañe.
Sin embargo, el que Iñaki vaya con Maritxu a Sevilla no será tan sencillo: el vasco sólo ha ido de viaje hasta Rentería para rellenar el depósito de su coche de gasolina más barata.
Pero Maritxu, como típica matriarca vasca, no va a aceptar un no por respuesta. Así que, Iñaki se ve obligado a echar el cierre en su pequeña taberna, se separa de sus fieles amigos, dice adiós a las partidas de mus y se embarca en toda una aventura. Casi sin darse cuenta se encuentra viajando en un autobús, con dirección a Sevilla y rodeado de jubilados.
Una vez en Sevilla, Maritxu e Iñaki descubren que todo es tal y como se lo imaginaban: no están acostumbrados a un calor tan extremo, los sevillanos no respetan el espacio físico mínimo entre las personas y, ni la madre, ni el hijo, consiguen entenderles cuando les dan indicaciones sobre cómo llegar a los sitios.
Todo se complicará cuando Maritxu sufre un accidente inesperado, que la deja inconsciente y la obliga a guardar cama. La matriarca vasca se encuentra en las mejores manos. La Jefa de Enfermeras, Carmen y todo el equipo médico de la clínica sevillana están volcados en los cuidados de Maritxu. Sin embargo, Iñaki no acaba de fiarse: para él no existe mejor sanidad que la vasca.
El gran reto de Iñaki será quedarse ‘Allí Abajo’, con su madre y sobrevivir a la experiencia.