Juan está cada vez más frustrado por el encarcelamiento de Román y decide investigar a fondo quién se está haciendo pasar por El Gato para poder sacar a su tío de la cárcel. Por eso se pone en contacto con los antiguos miembros de su banda para recopilar toda la información posible, pero la policía y el fiscal Pietro se le adelantan y empiezan otra vez con los interrogatorios a toda la pandilla ante las sospechas.
Mientras, a Lola no le cuadran muchas cosas y empieza a sospechar cada vez más de su recién estrenado marido. Cuando descubre que le está mintiendo, decide que ha llegado a hora de viajar a Buenos Aires para descubrir la verdad.