El doctor da un paso más y cambia su actitud frente a Adriana, por lo que ya no mide sus actos ni piensa demasiado y prefiere improvisar para ver si ella reacciona. En un primero momento parece que ella lo recibe bien, pero después toma el papel de alcaldesa y no quiere que eso perjudique a la imagen del pueblo.
Lorenzo y Juana arreglan sus diferencias y ella confía en él cuando le dice que no está casado, pero para que esto funcione tendrá que prometer que dejará de ser rebelde. Trini no ve con muy buenos ojos al nuevo sacerdote de San Martín del Sella porque oculta su pasado y tiene demasiada sabiduría sobre las mujeres.