Ernesto y Riqui están desesperados porque su negocio no va bien y aunque la aventura es lo suyo, con la idea que se les ocurre igual se están pasando de listos. Deciden que el Camino de Santiago tiene que pasar por San Martín del Sella y para ello desvían la ruta.
Los peregrinos empiezan a llegar a San Martín con muchas dudas de orientación, con lo que la idea ha funcionado, pero ahora tienen que controlar la situación. Los que llegan también al pueblo son los padres de Elena, que quieren conocer a su nieto Pedro, siempre que él quiera.