En 1886, Don Sabino (Edson Celulari) es un dedicado y adinerado patriarca que vive con su esposa Doña Agustina (Rosi Campos), una crédula ama de casa, sus tres hijas, y sus criados y esclavos en una extensa e idílica hacienda. Su hija mayor es Marocas (Juliana Paiva), educada como ejemplo para las gemelas Nico (Raphaela Alvitos) y Kiki (Nathalia Rodrigues).
Marocas es inteligente, firme y valiente como para hacer valer sus propias decisiones. Su padre, en un intento de proteger su honor trata de casarla con Bento (Bruno Montaleone), quien la había sorprendido semidesnuda mientras ella se bañaba en un arroyo. Pero la joven dice "no" en pleno altar. Dividido entre el miedo al escándalo y la fuerte personalidad de su hija, Don Sabino decide viajar con toda la familia a Europa.
Todos se embarcan en el barco Albatroz, incluido Bento, quien trabaja como camarero. Sin embargo, en las aguas frías de la Patagonia, la embarcación choca contra un iceberg gigantesco, y el Albatroz naufraga en el océano. Víctimas de las bajísimas temperaturas del agua, trece pasajeros terminan congelados: la familia Sabino Machado (Don Sabino,
Más de un siglo después, aparece un inmenso bloque de hielo acercándose a una playa en São Paulo. Samuca (Nicolas Prattes), un empresario comprometido con las causas sociales y ambientales, es el primero que ve el bloque mientras surfeaba en el mar. Queda fascinado instantáneamente cuando ve a Marocas, quien está congelada dentro del iceberg, y la salva cuando el hielo se rompe.
El caso del iceberg se convierte en un asunto de seguridad de Estado que despierta la curiosidad y provoca una gran conmoción en todo el país. La mayoría de los congelados son llevados a un laboratorio de criogenia, donde los irán despertando poco a poco. Allí serán investigados por Petra (Eva Wilma), una científica que los ve como conejillos de indias, y por Helen (Rafaela Mandelli), quien está conmovida con su situación. Víctimas de la ambición de algunos, pero reconfortados con la amistad y el afecto de otros, ellos necesitan enfrentar un desafío tan grande como el hecho de haber vencido a la propia muerte: los cambios temporales y culturales de los tiempos actuales, marcados por prejuicios y ambiciones que, al igual que ellos, sobrevivieron en el tiempo.
Uno de los ambiciosos es el multimillonario Amadeo Baroni (Luiz Fernando Guimarães). De frágil salud, ve en los sobrevivientes la oportunidad de descubrir el secreto de la vida eterna. Con la ayuda de la abogada María Carla (Regiane Alves), planea usar ese conocimiento científico para ser congelado y curado en el futuro. Por otro lado, el recolector de basura Eliseo (Milton Gonçalves) es la prueba de que algunos de los más nobles valores humanos nunca cambian con los años. Solidario con Don Sabino, su familia y sus criados, se ofrece a acoger a todos en su humilde casa.
Entretanto, el intenso romance que va surgiendo entre Marocas y Samuca despierta los celos de la ex novia y socia del empresario, Betina (Cleo Pires), lo que pone en riesgo el futuro de la empresa. Betina se une a Emilio (João Baldasserini), el abogado personal de Samuca, quien está interesado en la antigua fortuna de los Sabino Machado. Después de muchas tramas y oscuros planes para alcanzar sus objetivos, Emilio termina muriendo en un accidente. La explicación de lo ocurrido no convence a su hermano gemelo, Lucio, quien sale de Europa para vengar la muerte del abogado, y termina cruzándose en el camino de los Sabino Machado.
Escrita por Mário Teixeira, “El Tiempo No Para" es una novela divertida que invita a reflexionar sobre los efectos que el desarrollo de las sociedades tienen en los valores humanos, uniendo dos mundos con la estremecedora y sorprendente saga de personas del siglo XIX viviendo en los tiempos actuales.