Tras buscar a Diego después de recibir la puñalada solo con Alicia, es inspector Ayala no tiene otra opción más que detener a la joven Alarcón, por lo que se convierte en una prioridad para Julio y Maite intentar demostrar lo antes posible que todo lo sucedido ha sido parte de una trampa.
Las nuevas respuestas que encuentran les llevan a implicar en algunos de esos secretos a personas que no se esperan dentro del Gran Hotel.
Beatriz muere y se hace eco de la noticia en todos los periódicos, en los que también puntualizan que ha vuelto a actuar en Cantaloa el asesino del cuchillo de oro. Otra persona se está apoderando de la identidad de Benjamín, el antiguo maître, y a este no le está haciendo ninguna gracia por lo que decidirá que es el momento de regresar de verdad e ir al Gran Hotel para ajustar cuentas.
A parte de todo esto Alicia y Julio continúan investigando sus temas pendientes, entre ellos, la muerte de Don Carlos, la cual todavía tiene muchos puntos ocultos, pero todo será un verdadero caos cuando Ángela se entere de la existencia de la carta que Don Carlos reconoce que Andrés es su hijo legítimo y heredero del patrimonio de los Alarcón.