Julio ya tiene en mente quien ha podido asesinar a Cristina, está más cerca que nunca de averiguarlo, y su principal sospechoso es Diego, el prometido de Alicia. Aún Julio estando prácticamente seguro de que él es el culpable, no hay pruebas aparentes que lo demuestren. Sólo tiene una vía para poder llegar a demostrarlo y es conseguir averiguar quién es el que manda los anónimos a Diego, y con ello conseguir respuestas de la muerte de su hermana.

Por otro lado la investigación de la muerte de Jimena sigue en proceso pero esta vez con una nueva pista: el arma homicida con la que se produjo el asesinato. El cuchillo de oro aparece en la habitación del joven de los Alarcón que además fue la última persona con la que la prostituta se vio antes de ser asesinada. Todas las sospechas se dirigen hacia Javier.