Alfredo, se encuentra en una época bastante mala de su vida, todavía trata de asimilar su nueva y malísima situación, es un marqués arruinado. Pero Sofía insiste en guardarlo en secreto ya que considera que ostentando el título nobiliario lo es todo para que Doña Teresa pueda nombrarle director del Gran Hotel.
En cuanto a la investigación de Alicia y Julio, cada vez se encuentran más cerca de averiguar que sucedió realmente con la muerte de Don Carlos, ya que sus sospechas cada vez tienen más sentido.
Se lo cuentan al inspector Ayala y este aconseja a Alicia que si realmente quieren saber lo que sucedió, la única solución es desenterrar el cadáver de Don Carlos, el patriarca de los Alarcón y así averiguar de una vez la verdad absoluta. Doña Teresa al conocer la noticia intentará por todos los medios impedir que esto suceda porque esta es la primera interesada en que la verdad sobre su muerte no salga a la luz.
Mientras tanto, llega al hotel una preciosa clienta. Silvia Marsó es Adriana, que con sus encantos enamora a primera vista al pequeño de los Alarcón, Javier, que como de costumbre, vuelve a encandilarse de la mujer menos oportuna.