Siguiendo la vocación policíaca de su padre y su abuelo, Lucas decidió enrolarse en las fuerzas, hasta convertirse en uno de los hombres de la comisaría de San Antonio más dispuesto a la acción. A Paco le une mucho más que la vocación y el trabajo diario. Su relación es fuerte y estrecha como la de padre e hijo. Cuando su entrañable amigo murió en el cumplimiento del deber, Paco y su familia decidió acoger a Lucas como uno de los suyos.
Su cercanía y familiaridad con los Miranda acercó a Lucas con Silvia Castro León, cuñada de Paco, hermana de su mujer Lola. Pero esa relación, aunque llegó a formalizarse en un matrimonio, fracasó por las grandes diferencias entre ellos y porque Silvia nunca dejó de estar atrapada por un amor difícil: Pepa Miranda.
En su inestabilidad amorosa, Lucas también se involucró sentimentalmente con alguien muy cercano y querido por Paco, lo que casi rompe su vínculo de amistad y confianza.
La pistola reglamentaria debajo de su almohada es una marca personal y la muestra más clara del carácter de Lucas: alerta, propenso a la acción y fuera de todo manual y teoría.