La relación de hermanos entre María José Miranda Ramos, conocida como Pepa y Paco se interrumpió por problemas profesionales y terminó de enfriarse cuando ella se marchó, asignada a prestar servicios en Sevilla. El trabajo les vuelve a reunir en la investigación de un homicidio. Esta misión es usada como excusa por Pepa para pedir el traslado  y regresar a San Antonio. Pero su verdadera razón es reencontrarse con su único y verdadero amor de la adolescencia, que es Silvia.

El regreso de Pepa causa conmoción y revuelos en San Antonio. Por un lado, en la propia familia Miranda, pero además revive el  encono que le tiene Don Lorenzo Castro, padre de Silvia, por la relación que tiene con su hija. Los roces son constantes porque Lorenzo, que condena y rechaza la relación, no solo es el animoso suegro de Pepa, sino también su jefe.

Curtis Naranjo  y Gonzalo Montoya, dos polos opuestos en la comisaría, se sienten atraídos por la belleza de Pepa, quien solo les presta atención cuando le conviene.

Su carácter fuerte, su firmeza aún en contra de la opinión de los demás y su amor con Silvia definen a Pepa como uno de los personajes más intensos de ‘Los hombres de Paco’.