A Sheila le proponen protagonizar un reality show sobre su vida durante 48 horas. Su familia, ni corta ni perezosa, acepta enseguida, aunque Mariano tiene sus reticencias ante comportarse de forma antinatural por el simple hecho de que haya cámaras grabándole. Sin embargo, Loli se impone y exige a su familia que aparente ser refinada y con clase, dos cosas que ninguno de ellos tiene. Afortunadamente, cuenta con la ayuda de Claudia y Teresa.
Como era de esperar, para los Sánchez resulta imposible fingir durante dos días completos seguidos, así que el reality se convierte en un desastre absoluto porque, por mucho que se esfuercen, no tienen nada que ver con lo que querían aparentar. El programa y los cámaras se dan cuenta de que todo lo que están intentando demostrar es mentira y que todo el reportaje está siendo una farsa.
Mientras tanto, Ernesto tiene bastantes problemas económicos como para mantener el ritmo de vida que su familia ha tenido hasta ahora. Sin embargo, no duda en organizar por todo lo alto la fiesta de largo de su hija Laura. Cuando recibe el presupuesto que le ofrece el club por celebrarla allí, se da cuenta de que no puede permitirse tanto gasto y lo organiza en su propia casa, contratando al mismo chef.
Rafa no entiende por qué a Laura le hace tanta ilusión esta fiesta, que siempre había tildado de cursi y elitista. Además, se da cuenta de que Laura no tiene en mente invitarle a la fiesta, así que decide aprender protocolo y presentarse por sorpresa en la fiesta, vestido de punta en blanco para poder estar a la altura.
Mariano está bastante susceptible, siente celos de la buena relación de su hijo pequeño con su madre. Últimamente está muy mimoso y duerme en la cama de sus padres, cosa que a Mariano le sienta fatal y más si esto viene acompañado por caricias entre ellos y mimos mutuos.
Para colmo, Ernesto ha ido a contarle a Mariano una teoría psicológica en la que el niño pasa por una etapa en su vida que se denomina complejo de Edipo, en la que siente la gran necesidad de matar a su padre. Esto ya es lo que le faltaba a Mariano para trastornarle del todo y empezar a ser duro. Debe dejar claro quién es el hombre de la casa. Loli, como cabe esperar, no entiende la actitud que está adoptando su marido.