Desde sus inicios, la relación entre los Sánchez y los Mingo con sus nuevos vecinos va cuesta arriba.

Ernesto Sandoval es cirujano plástico mientras que su esposa Claudia Vallardares trabaja en una revista de moda y decoración. Ambos llevan una vida repleta de exquisitos modales y mantienen una posición social muy cuidada. Sus hijos, Laura, Bea y Sergio, no manejan bien lo de tener unos vecinos “nuevos ricos”, con una educación y estilo de vida distinta a la de ellos.

Cuando Ernesto organiza una cena en casa para atraer inversores importantes que rescaten a la clínica donde trabaja de la mala situación en la que está sumergida, la diferencia entre ambas familias resulta evidente. La llegada de los Sánchez-Mingo a la fiesta no resulta del todo positiva, pero la pequeña Sheila se encarga de amenizar la velada interpretando su más reciente éxito musical.

Los hijos de ambos matrimonios no son ajenos a las fricciones de sus padres, aunque esto es suavizado por las coincidencias generacionales que hay entre ellos y por los sentimientos que afloran entre Rafa y Laura. Por otro lado, Bea comienza a considerar la amistad de Sheila, después de superar el hecho de que su vecina es una estrella del pop.