Cuando sus ríos y lagos se secaron, el reino de Montemor suscribió un sólido y duradero acuerdo con el reino de Artena. A cambio de sus abundantes fuentes de agua, Artena obtuvo el acceso a las ricas reservas de minerales de hierro de Montemor, y así los dos territorios vivieron en paz y prosperidad durante muchos años.
El príncipe heredero de Montemor, Alfonso (Rômulo Estrela), ha sido preparado desde niño para convertirse en rey y es un hombre noble y valiente, muy diferente a su hermano menor, Rodolfo (Johnny Massaro). Después del fracaso de la construcción de un acueducto en Montemor, Alfonso dirige una expedición para buscar nuevas fuentes propias de agua, pero el batallón sufre una emboscada y el príncipe es herido, se pierde en el bosque y es dado por muerto.
Amalia (Marina Ruy Barbosa), una plebeya de Artena, encuentra a Alfonso al borde de la muerte. Es humilde y valiente y la muchacha cuida al príncipe en su casa, así que los dos terminan enamorándose perdidamente, pero la pasión de los jóvenes despierta la ira del comerciante Virgilio (Ricardo Pereira), el novio de Amalia. Él está obsesionado por la joven y no aceptará la ruptura. Como príncipe de Montemor, Alfonso sabe que su unión con una plebeya no será bien vista y que eso podría poner en riesgo su reino.
Después de regresar a Montemor y difundir la noticia de que estaba vivo, Alfonso decide abdicar del trono y abandonar todos sus títulos de nobleza para vivir su verdadero amor con Amalia. Esa decisión cambia drásticamente el destino de Montemor y de Artena, ya que el próximo en la línea de sucesión a la corona es el mimado e inconsecuente Rodolfo. Con una sed torpe de poder, las consecuencias de los actos de Rodolfo serán desastrosas para Montemor.
En Artena, la princesa Catalina (Bruna Marquezine) ve en la inestabilidad de Montemor una oportunidad para expandir su reino y no ahorrará esfuerzos para lograr sus objetivos. Ambiciosa y manipuladora, Catalina es totalmente diferente del rey Augusto (Marco Nanini), un hombre bondadoso que intenta ser optimista frente a la moral de su hija. La princesa se une primero con Constantino (José Fidalgo), un duque misterioso y seductor, en un juego de intereses y romance, pero es al lado de Rodolfo que finalmente logra convertirse en reina.
Sin embargo, la pasión casi platónica que siente por Alfonso será el punto débil que podría arruinar los planes de Catalina. Con la inestabilidad entre los reinos, Artena y Montemor están a punto de iniciar una guerra y Catalina tiene la intención de establecer un poder dominante de Artena, romper la alianza con Montemor y conquistar el amor de Alfonso. Además, con la llegada de Octavio (Alexandre Borges), el rey de Lastrilla, las batallas más épicas serán inevitables y Alfonso y Amalia tendrán que seguir luchando valientemente para reafirmar su amor y sus títulos de nobleza.