Sin su mujer cerca, Alberto quiere apostar por su historia de amor con Ana, que al fin y al cabo nunca se ha acabado a pesar de ponerle diques al mar.
Mateo y Clara están más calmados después de tantas crisis encadenadas, pero lo que ella no sabe es que Bárbara está viviendo en casa del subdirector de las galerías.
Esteban esconde algo oscuro y Blanca sigue loca de felicidad en la ignorancia, sin saber lo que pretende y Rita y Pedro vuelven enamorados del pueblo ya como marido y mujer.